Dificultad del adulto entre 25 y 40 años por independizarse económicamente.

Algunas condiciones económicas desfavorables que tiene Colombia, y en general algunos países en vías de desarrollo –alto desempleo, valoración inadecuada de los puestos de trabajo por parte de las empresas, bajos salarios…- ha propiciado que la mayor proporción de personas entre 25 y 40 años, no posea la capacidad financiera necesaria para independizarse económicamente de sus padres o del estado, de forma total, con condiciones mínimas de calidad de vida.

En cuanto a las personas que reciben continuamente los subsidios del estado, estos sujetos se sienten con completo derecho al recibir esta ayuda, exigiendo que cada vez se amplíen en cuestión de cantidad de dinero y de mayor número de actividades subsidiadas.

Personas que no manifiestan alguna emoción displacentera o disfunciones comportamentales –trastorno de ansiedad, trastorno somatoformes…- por la ayuda recibida del ente gubernamental, y la siguen recibiendo a pesar que hayan transformado sus condiciones económicas.

Caso contrario ocurre en el punto intermedio o alto de la pirámide social, puesto que estos adultos entre 25 y 40 años que reciben el auxilio de algún familiar, especialmente sus padres, o alguna facilidad por parte del estado, lo hacen con afectos negativos asociados con la tristeza, desesperanza, culpa…, y algunas veces con conductas alteradas o desequilibradas.

Dichos afectos personales negativos pueden ser intensificados por el orden social, el cual con su discurso promueve que los adultos de estas edades, sean completamente independientes, condenándolos a un lugar de desolación y de arrepentimiento en caso de no ser así.

Empero, estas emociones dañinas no se dan en la totalidad de las personas ubicadas en el rango mediano y alto de la pirámide social. Algunos cuantos, exigen de sus padres un sostenimiento continuo sin el menor remordimiento en la ejecución de esta práctica.

En los dos escenarios, aunque con explicaciones totalmente diferentes, existen dificultades del adulto entre 25 y 40 años, para lograr una independencia financiera total. Dependencia que en los estratos menos favorecidos toma el nombre de estado, mientras que en los estratos medios o altos tiene la definición de padres o familia.

En ambos lugares existe un componente social que no permite que este propósito –independencia monetaria- se pueda cumplir, obligando a estos adultos entre 25 a 40 años, a vivir en casa de sus padres y/o posponer su deseo por ser completamente autosuficientes.

Aunque existe este componente social, también hay un componente individual asociado con vínculos disfuncionales que se han producido entre padre e hijos, especialmente durante la primera infancia. Vínculos, los cuales además de no darse como debieron, tampoco reforzaron adecuadamente el desarrollo de ciertas competencias –adaptación, tolerancia a la frustración, manejo de crisis, organización y planeación, fortaleza..-.

Para producir funcionalidad y estructuración en estos vínculos, es necesario un proceso terapéutico en el cual este adulto pueda ejecutar una introspección en la que reciba constantemente interpretaciones y retroalimentaciones de alguien profesional en el campo.

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