El estereotipo es una imagen estructurada y aceptada por la mayoría de personas como representativa de un determinado colectivo. Imágenes pre concebidas desde el punto de vista que no se han experimentadas de forma personal o a través de otros.
En todas las culturas y época han existido diversos estereotipos de la significación de la edad cronológica, los cuales dependen de la esperanza de vida. De esta manera, se puede observar como el estereotipo actual de una persona de 40 años cuando la esperanza de vida es de 75 a 80 años, no es el mismo que un sujeto que tenía 40 años en el año de 1960, fecha en que la esperanza de vida era de 52,5 años, según reporte de Naciones Unidas.
En el año de 1960, una persona que estaba de cuarenta años o un poco más, tenía muy pocos años más de vida, por lo cual lo sociedad lo significaba como alguien mayor, otorgándole diversos beneficios pero también desarrollando una desvalorización y discriminación.
Aunque han pasado 60 años desde ese reporte, y en la actualidad la esperanza de vida se ha aumentado en la mitad de esos 52,5%, todavía alguna parte de la sociedad, especialmente los más jóvenes, se han dejado envolver por ese estereotipo de épocas pasadas, pensando y sintiendo que en los cuarenta, y peor aún en los cincuenta, los sujetos están viejos y acabados.
Un porcentaje marcado de personas que tienen entre cuarenta y sesenta años, han determinado sus comportamientos y su manera de percibir la realidad basados en estos estereotipos, los cuales generan una variedad de emociones negativas con alta intensidad –miedo, ansiedad, rabia..- con consecuencias en su corporalidad.
Adicional a las transformaciones normales que suceden en el metabolismo después de los cuarenta años, estos sujetos tienen adecuado el sistema de procesamiento de información para desarrollar o intensificar más las dolencias, incapacidades, malestares, resistencia para el aprendizaje.., descuidando sus vínculos afectivos consigo mismos y los demás, pues se han dejado manipular de estos estereotipos.
La facilidad con que los estereotipos influyen en el equilibrio interno, saca a relucir las escasas herramientas emocionales con las cuales el individuo cuenta para enfrentarse a este entorno que puede ser amenazador, pero que también puede ser una oportunidad para que este adulto se resignifique con él mismo, su familia y la sociedad.
Dicha poquedad en las herramientas ocurren gracias tanto a una estructura de personalidad con diversas falencias como a un medio familiar actual –parejas, hijos- que no ofrecen el suficiente apoyo y/o contención afectiva para soliviar las crisis que presenta sus padres, pareja, hermanos/as en este periodo.
En cuanto a las falencias en la estructuración de personalidad, estas se pudieron dar porque este sujeto no tuvo interacciones armoniosas con sus padres en su niñez y en su adolescencia o sus padres no tuvieron un vínculo afectivo equilibrado entre ellos.
De manera que el pequeño adquirió una manera de concebir la realidad en la cual la victimización, la interpretación negativa de sus vivencias, junto a las escasas competencias para enfrentar de manera funcional los inconvenientes –pudiendo integrar los aspectos positivos y negativos de las situaciones, lo cual permitía la construcción de una solución novedosa y eficaz ante esas situaciones-, daba como resultado incapacitarse en la solución por sí mismo de esta problemática, controlando a sus padres para obtener aquello que deseaba.
Debido a este ambiente disfuncional que este sujeto interiorizo, su elección de pareja y la crianza de sus propios hijos ha estado encaminada a la repetición, razón por la cual también siente que se desarrolla actualmente en un contexto insano.
El sujeto que se deja sugestionar por los estereotipos sociales asociados al declive de la vida a partir de los cuarenta años puede tener problemas de autoestima y de interiorización de vínculos seguros de apego, algo que puede aumentar los efectos negativos de las transformaciones normales del metabolismo y de la disminución en el rendimiento físico y de algunos procesos cognitivos.
A pesar de esto, el nivel alto de sugestionalidad, con base a los estereotipos, se realiza solo con los aspectos negativos y no con los aspectos positivos como la posibilidad de tener mayores logros a nivel laboral y/o cognitivo, o la posibilidad de conseguir un equilibrio emocional consigo mismo y con la familia.
Las personas mayores de 40 que permiten que estos estereotipos negativos determinen su introspección pueden caer fácilmente en un trastorno depresivo, el cual tuvo su origen en la primera infancia pero apenas ahora se exteriorizo, tomando en cuenta la manera inadecuada de combatir un ambiente amenazador.
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